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Teoría de la propiedad (de la inteligencia), fuente epistemica de la “nueva concepcion de la historia” (página 2)



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La inteligencia humana debe sortear la determinación: dejar de ser instrumento de la realización de la finalidad de la ciega materia; ¿cómo?: en un primer momento se procede a fusionar los dos tipo de inteligencia, esto es, la natural y la artificial, para que la pareja sea la protagonista de la proeza y pueda manumitirse del despotismo material, y pasar a gobernar al potro de la materia (La fatalidad, el ser marioneta [el ser humano es el único que entra en "conflicto de intereses", que se evalúa a sí mismo {incluso quienes creen en Dios, en algún momento infringen la ley, y se convierten en jueces de sí mismos}]). Y, el proceso que se alcanza a ser así mismo "para sí", es el límite letal de todo: el conocimiento absoluto, estado efímero singular, reprochable, en el que el ser humano en su larga marcha ha ido forjando los instrumentos: el conocimiento y la tecnología, con los cuales detenta por fin la posibilidad "de ser libre" (libertad entendida: no en el sentido de su acepción filosófica fuerte: como "conciencia de la necesidad"; sino en cuanto potestad de elección, de acción, de ser capaz de poner la determinación a discreción, a voluntad), en tanto destinado a ejercer este derecho (por lo mismo: su máxima conquista) negándose, con la anulación de su poder: el poder de los poderes (alcanzar la capacidad para decidir no ser, para dejar de ser por designio personal): tanto el ciego inherente a las determinaciones de la materia, como el consciente propio de las de la historia (la negación de la negación: el bloqueo a la realización de la generacionalidad).

Una vez alcanzada la cima el proceso de la mente: el Universo se hallará dotado de conciencia; pero la misma será sólo mientras viva el ser humano, el que se ha transformado por sí mismo en orden superior: en nueva "cepa"; luego de él, únicamente quedarán documentos como las ruinas egipcias, griegas, incásicas, esto es: vestigios, información lógica (El Universo, no tiene sentido sin el sistema solar; éste, experimenta análoga carencia, sin la Tierra; en ésta, ocurre algo igual sin la naturaleza; el biológico, es un orden fofo fuera de la historia [humanidad]; por último, el neocórtex se halla al margen de la razón, si no alcanza a producir la idea). Las condiciones objetivas al momento se estructuran en la línea de la tendencia, con consecuencias sinérgicas. En realidad, la naturaleza está por simplificarse a través de la acción de la historia (de la humanidad), al interior de ésta: del capitalismo (coevolución naturaleza/historia –K. Marx); la naturaleza está por dejar atrás su carácter biodiverso, complejo, variadamente innecesario: como ocurrió con (los grandes saurios) la pluralidad de homínidos hasta llegar al homo sapiens (resultante del modo de ser propio de la naturaleza: avanzar a ciegas, del "intento y error", de "hacer camino al andar": de mediación a mediación, del "constructivismo" -neoempirismo), para pasar a ser "bioesencial", concreta, no abultada, sino "maximizada", racional (la naturaleza se somete a la evolución de la idea).

Dos "entretenimientos" confieren contenido y sentido a la existencia humana: el político (por el carácter clasista de la coyuntura) y el científico. El primero: un ser maduro, correcto, no puede tolerar la desigualdad entre sus semejantes, sobre todo la miseria (producto de la explotación y de la dominación ["¿Por qué el que produce la riqueza es pobre? La respuesta la dio Marx: la plusvalía {el obrero al capitalista le increpa: "vuestra riqueza fue producida por nuestra sangre"}]; no obstante, paradójicamente esa realidad es la base del progreso, de modo que la iniciativa de cambio debe esperar que el proceso trabaje [la crisis es el presupuesto, la condición del progreso {a saltos}; que el capitalismo entre en crisis, no quiere decir que haya fracasado [que haya puesto en entredicho a la humanidad, a su razón de ser], que esté en proceso de hacerlo: simplemente está por tomar impulso para saltar a un nuevo nivel, siempre que la forma burguesa de reproducción de la vida no haya ingresado en la etapa senil, degenerativa {a inicio del nuevo milenio, que ha cumplido su papel y que está por salir de la historia}]); y, un ser de razón asume como la más elevada preocupación ("se da ese gusto") pasar al estado inerte de la materia (muerte), una vez alcanzado el status de máxima comprensión del mundo en que existió.

El poder de la ciencia está en su capacidad predictiva. La cohesión humana "pasa a depender más de la visión de futuro, que de la memoria del pasado" o de los apremios del presente (la identidad plena del ser humano se forja sobre la supra identidad de orden biológico [el común denominador: disponer de neocórtex] en relación con su "ser" futuro: inteligencia colectiva natural/artificial, que es depositaria [que ha producido] del saber universal); esta posición anímica proactiva ha encontrado su expresión definitiva en la idea de progreso (paráfrasis acomodaticia del discurso de Furtado –"Furtado Celso, 1982: 187"). Utopía (aspiración "realizable completamente; sirve para caminar") y postulado ("algo que se puede pensar, pero que es empíricamente imposible: ilumina el camino" –E. Dussel) se dan la mano, se realizan; la utopía se vuelve realidad cuando el ser humano ha alcanzado altos, casi absolutos grados de libertad: su conocimiento, su ciencia, su tecnología. Verbi gracia: ¿existe la alternativa a la forma de vida burguesa (la utopía)?; en efecto (allí W. Dilthey [mucho más Heidegger: dato futuro que se convierte en acto de voluntad, que conduce hacia él] tiene razón –más no en el verstehen-: descristalizar el proceso dado); ésta está en la realidad (y ahora en la mente): hay que realizarla (la historia la hace [cosifica la utopía], a través del ser humano: de la racionalidad, la que es la lumbre).

No es el "volumen" del cerebro lo que vuelve humano a un animal (pues, éste puede crecer a partir del incremento de las neuronas gobernanza de los sistemas autónomos -"substancia blanca"]); esta propiedad es efecto del salto evolutivo tope dado por la naturaleza para crear el ser, que debe representarlo: la producción de aquellas células altamente organizadas, especializadas, base material de la inteligencia). Empero, si es cierto que el trabajo (y el intercambio) coadyuvó en la formación del neocórtex (y luego de la conciencia), sin su base ontológica: las células nerviosas dotadas de la función de la asociación, la sola "relación entre el ser humano y la naturaleza encaminada a un fin" (el trabajo), no hubiese podido arribar a la conciencia (es el caso de las hormigas que cultivan hongos y viven en comunidad jerarquizada, verbi gracia): si los procesos mentales se manifiestan mediante la actividad y se forman a través de ella (Vygotsky, Leontiev, Rubinstein), éstos deben tener una base material-orgánica necesaria (el neocórtex).

Dos tipos de neuronas constituyen la base del pensamiento y de formación de la conciencia ("fruto de la actividad del ´ser social´"), supuesto el móvil de las necesidades (trabajo, división del trabajo y cambio) y las condiciones socio-naturales históricas del entorno: las intermedias y las asociativas (interneuronas y neocórtex). De éstas, las últimas son exclusivamente humanas, sin embargo de que trazas de ellas tienen otros animales: el cuervo, el delfín, el pulpo, el cerdo, el perro, el "simio acuático", algunas hormigas, etc., que les permiten realizar ciertos actos de asociación (aprehensión subjetiva de los hechos [captación de los diversos momentos de la vida: la noción presente, el recuerdo y la prospección de la existencia a devenir], evaluación y acción decisional en supeditación de requerimiento [en el ser humano se conjuntan el neocórtex con el diseño antropomórfico {hardware corporal} más adecuado para funcionar de modo coadyuvante, en el desarrollo del pensamiento]).

Las neuronas (cerebrales) intermedias vienen a ser el lugar de asiento de la memoria adquirida (fijación a nivel subatómico, en los enlaces de hidrógeno del segmento libre [no ocupado por la memoria genética] de pares de nucleótidos del ADN –P. Panchout); éstas son la clave en el proceso de hominización (A. Leontiev), debido a que a través de ellas emerge el recuerdo (las referidas –las interneuronas– son las únicas células, que no pueden ser regeneradas o reemplazadas, contrario sensu a la propuesta de F. Nottobohn, pues, en ellas está registrada la conciencia del ser formada históricamente (En el 2014, en China se dice que ya pueden imprimir [3D] todo el cerebro. Sea. No obstante, la objeción se mantiene: se pueden producir células [neuronas] intermedias, pero lo que no es posible es llenarlas con la memoria que estuvo asentada en las que se reemplaza [la identidad: la historia de la persona], puesto que para representar la vida ésta debe ser vivida, o, a no ser que la fijación mental de su curso haya sido previamente escaneada, respaldada [solución también absurda, pues, la ley de hierro es: cada hardware con su software]), que junto a las impresiones presentes, "construye" la noción del pasado, la inferencia de la repetición (continuidad de la vida) de los hechos: el futuro.

¿Qué es el hardware? Materia. ¿Qué es el software? Movimientoorganización de esa materia (ésta, sea en su estado orgánico o racional, se representa en cuanto información a través de aquel): sistema de propiedades básicas originales de la masa (polaridad) y de creación de nuevas (activismo) por mezcla (combinación, permutación, conmutación) y adición entre y de ellas, en su orden. ¿Qué es la conciencia? (Hardware) materia altamente organizada (software) en movimiento (Shojorova: El problema de la conciencia): cinetismo de la mente paralelo al del entorno, que se produce perurgido por el prurito de atender necesidades (y, eventualmente: resolver problemas [obstáculos que se presentan {cuando aparecen} en el curso del proceso de satisfacción de requerimientos]), acto que modifica el ecosociomedio y al unísono lo simboliza como idea (el trasformador es transformado en continuum ad infinitum; para Sartre el "en-sí" no comprehende el "para-sí" [en el ser humano: la conciencia, que debe llegar a ser], como decir, que el zigoto no tiene contenido, comprimido el proceso que debe devenir ser vivo plenamente desplegado); como el reloj, que se mueve para registrar el movimiento de la vida, que se detiene cuando la "energía" –sic– (strictu sensu: el movimiento) acumulada que lo activa, se ha detraído.

La historia (la vida en general), detenta brújula, como en los animales migrantes. La "teoría de la propiedad" es su elucidación. Cada ser cuenta con una propiedad que define su ser. A un ser, luego, no se le puede pedir ni más ni menos, que lo que su propiedad es capaz de darle: ese su destino. Una planta posee clorofila como su cualidad inmanente, su función es producir materia verde; una res tiene cuatro pansas, su papel es transformar vegetales en proteína; un león contiene en su sistema digestivo potentes ácidos gástricos, su rol es regular la reproducción de los herbívoros mediante actos de depredación y de este modo controlar el "extractivismo" desertificador, que puede alterar el equilibrio natural más allá de sus rupturas cíclicas; el ser humano posee la propiedad de las propiedades: el neócortex (el órgano de la asociación, que permite representarse el mundo, formar la conciencia [para la Religión, la esencia del ser humano es el espíritu; su destino es "hacer la voluntad de Dios: morir e ir a la eternidad de Dante Alighieri o a la de Cristo {sic}]).

El ser humano, luego, en el sitio en que se encuentre –tautología, verdad de Perogrullo-, piensa: esa, la unidimensionalidad de la historia (la compatibilidad general humana: la civilización, la cultura), el rumbo común de la vida ("la historia como sentido" [La tendencia inscripta en el desplazamiento humano es hacia la homogenización; la última etapa es el "pensamiento único", una sola raza, indiferenciación del modo de ser, del pensar, de dejar de sentir]; la humanidad no puede escapar a su destino, al desplazamiento realizante de su genética: el designio inconsciente de la historia, la racionalidad inmanente autoconducida -lógica- de los procesos sin sujeto [la somera comprensión de esta aserción la convertirá en objeto de crítica y rechazo]). En verdad, al definir al ser humano como "unidad mínima de inteligencia": la supra identidad, se avanza la "abstracción inicial" del proceso cromosomático y aparece el propósito de ese tipo de existencia –humana-: llegar a ser (lo es ya –en el "imaginario" de su elite positivista), el "ser absoluto".

La inteligencia es el poder absoluto (para Hegel: el método es la potencia absoluta), frente a la que: "nada se resiste"; si su despliegue conduce al saber absoluto (la "diosa naturaleza", en efecto, "creó a su hijo omnipotente" –la humanidad- y éste debe alzarse por sí mismo hacia su forma "providencial"), el complejo de inferioridad -el trauma- se derrite y el posthumano se convierte en "´ilota´ coronado" (todas la utopías que el ser humano se figure se harán realidad un día, puesto que como él, sus fantasías se hallan dentro del mundo, de sus leyes, de sus posibilidades). La inteligencia se objetualiza: realización de vida (fuerzas productivas) a través del trabajo en colectivo: creación de instrumentos, conservación, reutilización y mejoramiento (tecnología: objetivación de la razón): progreso prometeico (milenarismo, visión optimista de la historia; la "ley del valor" es la verdadera base del progreso, del desarrollo acelerado e ininterrumpido [actualmente, ya se gobierna la "energía" del átomo, se manipula la vida con la genética, se ha avanzado mucho en la producción de inteligencia,…, de modo que la tendencia está puesta; luego, la teoría del "post-desarrollo" es impertinente]).

El trabajo constituye una propiedad poderosa: conduce al ser humano a objetivarse en el sucedáneo "de sí": el robot inteligente autónomo (en el instante en que se cree el organismo mecánico de este orden, ya no habrá –casi- diferencia entre el ser humano natural y el artificial –entre creador y creatura-; es el momento en el que se puede hablar en términos de trabajo pasado como creador de "valor" [El capitalista: ¿ha demostrado su tesis, de que la ganancia procede de la inversión constante y de su gestión?; el trabajador: ¿ha sido refutado en su afirmación, de que sólo el trabajo "crea valor"? Ni lo uno ni lo otro: el modo de producción ha cambiado {¡Eureka!}]), de la máquina capaz de "´crear´ ´valor´" (relación hoy concreta, que se metamorfosea como determinación general y abstracta), a la manera en que la naturaleza produce valores de uso para la caza, la pesca y la recolección.

El momento en que la máquina "monopolice" la producción de outputs o valores de uso, indica que la formación humana burguesa ha dejado de ser; en realidad, el fenómeno ocurre "ante nuestros ojos", no de golpe, sino bajo el ritmo de descenso en espiral, pues, todo proceso que empieza a auto deshacerse, deviene hecho inscripto necesariamente en la relación pasada. La competencia (la contradicción) desarrolló al capitalismo; éste, lo hace con la técnica: los dos, sistema y mecanismo, han conspirado contra el trabajo vivo: el ingreso de la máquina a escena inicia la arremetida del capital –del capitalista- contra el trabajo, finalmente la técnica se vuelve en contra del capital, luego de haber destruido al trabajo en la automatización: en el proceso, los dos contrarios son anulados en conjunto. Las "redes líquidas": mundo paralelo al real, destruyen de consuno al trabajo y al capital. Valor de cambio y valor de uso deben pasar a ser simple remembranza, y hacia allá lleva la automatización, o sea, la concretización del desarrollo de las fuerzas productivas: su límite (en la robótica inteligente).

La ley: mientras que el ser humano deba trabajar para subsistir (segunda naturaleza: esclavismo, feudalismo, capitalismo –ley del valor), las taras "sociales" inevitablemente deben subsistir; contrario sensu, la automatización (reproducción artificial, tercera naturaleza: el comunismo –ley del usufructo): el paso del trabajo al "esclavo" mecánico (el robot), pari pasu: es un cambio de frente, en el que se curan todos los males: la división del trabajo, la acumulación privada, la diferenciación social, la competencia, el afán de superioridad (de lucro), la dominación, la psicología individualista, el miedo, los mitos (religiosos), el complejo de inferioridad, el sometimiento, la lucha fratricida al interior del género (la guerra). Sin embargo, el trabajo ha hominizado al ser humano; la pérdida de su esencialidad (del trabajo) se produce cuando la conciencia (formada por él) se ha conformado ya, de modo que el desarrollo de ésta sigue irreversiblemente con prescindencia de esa condición cuasi específicamente humana: el trabajo.

Nuevamente, siempre paradójico: para que el ser humano deje de ser "homo hominis lupus" (para que se supere la desigualdad, la miseria, la explotación, las guerras, las fobias mentales, las fantasías religiosas, los suicidios, etc.), el ser humano debe dejar de trabajar: renunciar (trasladar al sucedáneo –a la creatura suya: a la máquina automatizada e inteligente y, aún: autónoma) a la actividad prácticamente creadora del ser humano (esta jubilación genérica es producto de la propia práctica histórico-social del trabajo, de la lucha de clases, que en consuno, de forma sinérgica han desarrollado las fuerzas productivas llevándolas hasta el concreto: la automatización absoluta). En realidad, el trabajo, actividad completamente implicada en el proceso de autoproducción de la vida, ha dejado de ser la principal determinación de ella, tanto en su naturaleza productiva, como en su condición de trabajo en general; y, el acto del pensar (proceso tan viejo como el propio ser humano) se vuelve la principal, moderna y última determinación en sentido concreto de lo existente: medio exclusivo para la formación de la idea.

En el escenario, no es que el ser humano ha acumulado riqueza material (stock de outputs) o que una institución de seguridad social se encargue de sostener la vagancia generalizada; por el contrario, es un sistema automatizado de producción lo que heredan las pasadas generaciones a la futura humanidad (en palabras de Marx: "la base material del mundo nuevo"). La lucha por la vida ante las inclemencias naturales (enfermedades, plagas, animales salvajes, desastres naturales), la disputa fratricida, la esclavización, las invasiones, etc., necesarias a objeto de sobrevivir y desarrollar el presupuesto material del progreso de la conciencia: la progresión civilizatoria, se detraen de una sola y buena vez, cuando el ser humano transfiere el trabajo a las máquinas (la historia es también el cruento proceso de traslación de esta delegación). Es el paraíso terrenal, en la que Eva da sus últimos pasos, pero con libertad: con conciencia del bien y del mal (el ser humano pasa a ser el "principio de sí mismo" [por su parte, la conciencia ajusta cuentas con la mitología: la impresionante construcción ideológica religiosa cristiana y su inaudito sometimiento actual finalmente se derrumba y llega a su fin, en su orden {"Llegar a la meta al morir, como el corredor antiguo: …con el conocimiento universal… en la mano". –dixit H. de Balzac}]). El ser humano, luego, "no tiene futuro si no va al cosmos" (S. Hawking); los pueblos originarios, los no contactados (sic), el Islam, el luteranismo-calvinismo, el marxismo, etc., deben ponerse mandil y adentrarse en los laboratorios de la química, de la genética, de la inteligencia artificial, de la transgenización, de la clonación, de la nanobótica; tendrían(drán), que vestir traje espacial y mudarse a las Pléyades.

Tres eras componen el proceso material, que produce la conciencia: la de la condición animal (ardipithecus ramidus), la racional (K. Marx) y la "providencial" (posthumano). Las tres etapas temporales (animalidad, racionalidad, providencialidad) y la diversidad de instancias inscritas en la singularidad racional, son también atributos del movimiento material: procesos de "autoenagenación" de la materia deben haber conseguido sustancia en el pasado, tienen lugar hoy en diferentes estados de su desarrollo y deben plasmarse a futuro (también en el Universo [en la diversidad de universos paralelos factibles] los innúmeros torrentes humanos viables [las distintas conciencias o culturas: las múltiples maneras como la inteligencia se ha reproducido en específicos ecosistemas en el planeta {"la inteligencia sirve para sobrevivir", pero en el ser humano}] confluirán en un momento dado]; y, en el presente, esta forma de realidad debe ocuparse de la existencia en su etapa altamente organizada, en varias partes del Universo [o universos]).

Estas inteligencias –compañeras en la "validación de la optimidad del Universo- deben ser gentelwoman, magnánimas, moralmente superiores, robotizadas –quizá: artificiales- deben hallarse más cerca del "juicio final": del juzgamiento del "ser" por la conciencia, del saber completo; en aglomeración con ellos y cortándose etapas, se protagonizará la proeza: "bienaventurados los científicos, porque ellos forjarán el Reino de los Cielos"; en una palabra, no hay lugar para los débiles, sólo los más fuertes pueden llamarse humanos, pues, para eso es para lo que están hechos, para lo que han nacido). La materia se reconoce a sí misma de modo reiterado al término exitoso de cada forma humana: se autoafirma en distintos momentos y en múltiples e infinitos procesos –demuestra su viabilidad en el evento óptimo- (la negación de esta inferencia, traerá, como consecuencia, de vuelta el primado de la noción en torno del centramiento terráqueo, en la concepción escatológica sobre el Universo conocido).

El género se halla por pasar, está por avanzar hacia la fase poshumana (no sólo "posindustrial" [en el sentido en que varias factorías de operación extensiva, se vuelven burdas, ineficientes], postrabajadora, sino postsentimental, posnatural, de preeminencia racional), de la "sociedad de la espiritualidad" (transición, época cambiada: época de cambios al interior del cambio de época, o sea, momento en el que los cambios legados por la acción política del trabajo [la realidad que está por gestarse en el planeta entero, que va a llegar a ser, es efecto de la nueva condición que los trabajadores han legado a la humanidad, botín, que no es más, que la formulación racional y práctica del propio horizonte puesto por la materia en su devenir por ruta racional {la ley del desarrollo: el movimiento de las fuerzas productivas naturales en su dimensión fuerzas productivas humanas}] gradualmente se asientan, penetran todo intersticio existente en la realidad social ["época excepcional", de cambios acelerados y extraordinarios, "nunca antes vistos", se dice], cubren la entera geografía y modifican el stablishment).

En la transición (preparación para el advenimiento de la nueva forma humana: el ser humano se cambia a sí mismo física y conciencialmente, y de consuno modifica su entorno natural, adecuándolo a su nueva cualidad; síntesis de los aspectos de la contradicción que encarna el porvenir: automatización y fraternidad; acto "teatral" todavía cruento del género, que lo integra, lo indiferencia, lo purifica y lo provee del propósito común sobre fuerzas dispersas que se concentran para el efecto; paso del "testigo" de manos del proletariado a las de los ciudadanos, de la revolución proletaria a la "revolución" subversiva/intelectual/popular, de la dictadura del proletariado al poder popular democrático institucional, de la edificación socialista a la formación de una sociedad de pequeños productores libres asociados ["colectividad todavía escindida"]) entre las dos últimas, el ser humano deja atrás al trabajo, a la sentimentalidad y a la mitología: la humanidad pasa de la primera naturaleza (reproducción natural: valor de uso), a la segunda naturaleza (reproducción social, clasista: valor de cambio) y de ésta, a la tercera naturaleza ("divina"; reproducción robotizada: "valor" de usufructo); se gesta el salto de la democracia (régimen propio de los sistemas clasistas [la democracia es un "valor burgués", es la forma en cómo el poder se organiza para dominar] a su momento superior: la democovivencia [demos: pueblo; covivencia: relaciones armónicas por ajuste mutuo]).

La contradicción dialéctica embrolla también este asunto vital: no está dado de antemano propósito alguno para la inteligencia, para el pensamiento o para la conciencia –es decir: para el ser humano-; sin embargo, éste –el referido propósito- existe instalado en el necesario producto de la realización del simple movimiento aleatorio progresivo de la materia (el curso al momento de producción de la inteligencia –factor que liga necesidad y pensamiento- y su necesaria función de producción de la conciencia): el principio del progreso. En realidad, vuelco al estadio "equivalencial" primitivo: reinstalar en el presente el sistema de nexos humanos de dicha etapa, montado en el supramoderno proceso de reproducción material (tránsito parcialmente traumático en el que la descendencia en primeria línea de los trabajadores uncidos como sujetos históricos: la subversión, es la que realiza maniobras tácticas "en cascada", que progresivamente [como tope 2050: Wallerstein, Moravce, Vinge] posicionan su ser). En suma, reconceptualización de la historia, vista a través del prisma de la composición futura de la vida (hipótesis prospectiva; su base: la ley objetiva del desarrollo humano [el avance], el sentido general de los cambios –Kelle y Kovalson).

Una vez que el nuevo escenario se desarrolla a través del ejercicio de la vida de unas 7 generaciones: ¿cómo es el ser humano?, ¿cómo es la nueva naturaleza? El ser humano ya no trabaja en tareas físicas; es un ser mejorado genéticamente en cuanto a su actividad de pensar, comprender, conceptuar; diezmado en su condición muscular; biónico; posee una nueva mentalidad: al haber cambiado las condiciones materiales de existencia efecto combinado del desarrollo de las fuerzas productivas y de la acción revolucionaria del proletariado, el modelo mental se ha reestructurado correlativamente (con la automatización el trabajo se detrae; con la desaparición de este último, lo hacen las clases y la estructura económica como tal [al desaparecer el substrato real de la representación, la ciencia económica inclina su cerviz] y, evidentemente: la ideología, que es su [reflejo] forma de conciencia social correspondiente; finalmente, la división del trabajo se suprime, por tanto: la política); la esfera sensual se ha reducido, la racionalidad predomina; y, el aspecto diferenciador con su pasado de mayor relevancia: los propósitos de su vida, pasan a ser de orden espiritual; por tanto, la nueva humanidad se constituye en un solo ser (interface cerebral) conectado a un centro de IA.

Entorno inmediato: sistema de máquinas en operación; estructura de aparatos mecánicos y/o automatizados "auto"gobernada por un software, que se provee de mantenimiento por sí misma, se repara, se reproduce (carece de sentido la variable "depreciación" económica: "vida útil", desgaste, obsolescencia pasan a ser términos bárbaros, anacrónicos de la teoría económica neoclásica de la programación empresarial capitalista; la renta; en análogo modo la categoría "tasa de retorno energético", pues, interesa el producto en sentido cualitativo -maquiavélico); producen todos los satisfactores necesarios para la reproducción humana y propia, e intervienen en las tareas que exige la realización del "modo de vida". Entorno mediato: la naturaleza recupera su status anterior, el cual se presenta nuevo, en cuanto el ser humano se ha alejado mucho más de ella (es en ese sentido en que la naturaleza salta a un nivel superior o diferente, puesto que el cambio de substancias pasa a producirse entre el robot y ella: es una realidad integrada directamente entre ella y el "ser", que ha puesto la humanidad; en realidad, dualidad: naturaleza natura-naturaleza humana, mediatizada por la naturaleza artificial), aunque ahora sea utilizada en pequeña proporción, pues, el ser humano tendrá a su disposición los recursos de otros mundos.

La naturaleza, por tanto, no puede evolucionar más, puesto que su misión ha sido cumplida y todo lo que haga luego (juzgándose el hecho inconsciente de modo fetichistamente racionalista) carece de sentido, lo cual no quiere decir, que ha perdido su dinamia por detracción de la contradicción, sino tan sólo que su movimiento de progresivo pasa a ser degenerativo: la antinomia, esta vez: como en la senectud, no genera el desarrollo, sino poco a poco el declive, la cesación de un proceso presupuesto necesario de apertura del siguiente. En el nuevo escenario, el ser humano ya no se entrega a la caza, a la pesca o a la recolección, tampoco produce empresarialmente proteína animal en cautiverio; todos los alimentos se generan de modo artificial (como esos parásitos que ingresan al cerebro y se apropian de la voluntad, las fieras podrán ser metadirigidas: dejarán de ver a los herbívoros como presa –el Paraíso de San Martín de Porres). En un momento la Tierra se quedará sola: el ser humano (el neoNaylab, el neoMarco Polo, el neoColón, el neoVespucio, el neoMagallanes, el neoPizarro, el neoCortez) emigrará, abandonará la Tierra para sembrarse perentoriamente en otros mundos; mundos, que el mismo ha "terraformado" o con los que se topa, que se hallan habitables.

El género ignora qué pasó, qué ocurre en la humanidad, en la historia. Para quién asume que el proceso humano se desplaza a algún lado, la respuesta es tan sólo la interrogación, el asombro, el desconcierto en torno del devenir (las varias alternativas de futuro –M. Foucault). El pensamiento se ha anquilosado (a excepción de la corriente positivista cosmológica, para quién el Universo produce viabilidad, con lo cual demuestra su optimidad en la actuación humana –R. Penrose); el discurso nada más que recircula en torno de planteamientos consabidos: la humanidad va al juicio final (resurrección), ésta se perfecciona más y debe incorporarse en la verdad universal (reencarnación), fin de la historia (Fukuyama), se "hace camino al andar", "no sabemos lo que queremos, pero si sabemos lo que no queremos", "construcción del futuro", etc. Mientras tanto, la historia se realiza a sus espaldas. Con esta estructura cognitiva, no se puede seguir el movimiento de la vida, no porque carezca de validez, de profundidad, de genialidad, sino debido a que la historia la ha puesto a sus espaldas (pues, "…sus ideas ya no son capaces de iluminar la nueva realidad que ha nacido, porque su concepción y métodos de análisis… -el modo de uso que se hace de ellos-… no pueden abarcar todo el movimiento que decurre en el presente…" –dixit Alfredo Castillo B.).

"El mundo que ha nacido: no ha sido preconocido …[en el sentido de extrapolación, de yuxtaposición, de la percepción ortodoxa como intelección de la realidad en ciernes]…, es decir: ¡no puede haber preconceptos sobre él!; hay que advertirlo todo de nuevo, pues, es un amanecer nuevo en la historia humana, que exige mirar los procesos que lo constituyen…" (dixit Sr. Dr. Alfredo Castillo B.). El poder mundial tiene una pobreza mental sin límite ("una parte de la población no come, la otra no duerme" –R. Prebisch); en Europa, su cúpula tiene una estrechez histórica definitiva, su concepción de la vida es reductora de la conciencia: "se cayó el Muro de Berlín y se acabó la historia, cuando, en realidad, de lo que se trató fue la emergencia de un proceso nuevo que liquidó todos los anteriores" (Idem.). La intelligentzia tecnocrática, por su parte, proyecta el proceso de innovación y desarrollo de las fuerzas productivas (la ciencia y la técnica positivistas) muy adentro en el devenir: construyen un ambiente futuro de robots en el marco de relaciones mercantiles adecentado con juicios éticos; pero imprecavida o intencionalmente mantiene el entorno actual de relaciones sociales.

En suma, en la ocasión, las especulaciones perceptivas positivista y dialéctica han quedado rebasadas por la historia, se han vuelto inútil heurístico: el salto que ha dado la humanidad es de tal magnitud, que "ha devastado los esquemas teóricos, el andamiaje categorial, para que pueda ser reconocido con los parámetros existentes". Los propósitos a los que se instrumentaliza la existencia guardan relación directa con el tipo y grado de conciencia del mundo alcanzado por la persona (una persona es más o menos, de acuerdo al objetivo asignado a su vida; en ese plano, los gringos marchan a la saga, mientras que los alemanes dicen, una vez que habrían superado todos los avatares terrenos, hallarse en la búsqueda de Dios [Satisfechas todas las necesidades primarias, se apodera de la vida el fastidio, las aberraciones o la mitología; se incrementa el índice de suicidios, de asesinatos: lo que pasa en EU]).

Telos: utopía racional; ésta, debe efectuarse según su determinación, con el trabajo actual, enfilado deliberadamente en esa dirección (el progreso es algo objetivamente definible, que al mismo tiempo apunta hacia lo deseable; el libre desarrollo de los seres humanos depende de la justeza del análisis según el cual el desarrollo histórico conduce a la humanidad a esa meta –Hobsbawm sobre Marx, en Formen). El evento semeja el primer ascenso al Everest: a inicio sólo se advierte la cima, se la fija en la mente y se lo establece como objetivo de realización; empero, es un lugar, al que por el momento únicamente se lo mira (en el caso de la historia: se lo especula), en el que nunca se ha estado. ¿Se trata de una simple fatalidad, que vuelve marioneta al ser humano? No. La fatalidad radica en el hecho de que debe llegarse obligadamente allá (se es un organismo biológico que existe y se cuenta con inteligencia); la libertad está, en que se puede avanzar o no (el suicidio o el hedonismo) hacia el fin; es en el diseño de factibilidad de la ruta y en su aplicación donde se enseñorea la inteligencia, en el que impera la libertad.

¿Para qué tanta gente? ¿Qué se logra con la realización completa de la vida individual, luego con la replicación generacional (sí: con la sola replicación de seres, reposición de pueblos, con la perennación de la humanidad, excepción hecha desde luego de los científicos y de aquella praxis política transformadora seria)? Incluso después de alcanzada la obra mayor que justifica la vida humana y sus peripecias: la comprensión del mundo, inmediatamente surgen las preguntas: y eso, ¿para qué?; ¿qué se ha obtenido?; y luego, ¿qué? La escena y el proceso semejan el acto de la primera conquista de la cumbre del Everest: todos trabajan, todos están presentes mientras hacen lo suyo (pues, deben sobrevivir y lo consiguen, si voluntariamente se someten a la determinación de la colaboración), son necesarios (se preocupan por sí mismos, por sus vidas, para poder cumplir su función general), pero sólo dos llegaron a la cumbre. Visto bien el hecho, la mayor parte de seres humanos en el planeta emplean su capacidad intelectual en la esfera de aspectos relacionados con la cotidianidad en la que opera la existencia orgánica, sensualista y recreativa de la vida.

La inquietud puesta en la dimensión cosmo-filosófica: ¿por qué el Universo se tomó la molestia de incluir en su movimiento el de la conciencia?; la mente: ¿puede con el ser?; ¿debido a qué la Materia tiene su proyección hacia su representación como idea?; el Universo ¿deja atrás su índole mecánica, orgánico-biológica, racional y se vuelve escenario "divino" ["Cielo": campo de conciencia] por intermedio de la actuación de su producto máximo?; la historia: ¿sigue siendo una cadena de hechos estocásticos, ontológico-sociales sin destino? "¿En qué creen los que no creen?" (Eco-Martini), ¿qué es el Universo?, ¿qué es el ser humano?, ¿qué sentido tiene la existencia racional y cuál es su papel (qué le pasa al mundo; en qué etapa de su desarrollo se encuentra la humanidad a inicios del Siglo XXI; cuál es el estadio que viene)?, ¿hacia dónde va todo?, ¿cuál es el sentido de los hechos en su entera conjunción? (de forma más restringida: las preguntas son [y las respuestas están en Marx]: ¿para qué sirve el capital?; ¿para qué la humanidad y la historia toda?). Estas inquisiciones se las repregunta como efecto del prurito de la necesidad subjetiva (cognoscente); y, las respuestas vienen.

El ser humano [hoy] es culpable de ignorar: qué es la inteligencia, dónde reside su objeto, de no saber darle buen uso, como tampoco de inferir cuál es la razón superior de la vida humana, praxis preparada y asistida por el todo el círculo de lo existente). Si se mira la realidad en su totalidad a través del prisma de la teoría de la propiedad, tal como se hace en las presentes líneas, o sea, con el recurso a la esencia de las esencias, en el ser humano: a la inteligencia o, más ontológicamente: al neocórtex (al sistema neuronal que le dota de la capacidad de asociar, de pensar), se llega fácilmente a la conclusión, de que el ser humano se diferencia de todos los otros seres, por la función "sobrenatural" que debe cumplir: producir la teoría del Universo (simbolizar el mundo, retratarlo verbalmente, generar su imagen conceptual, abstracta). Se perfila la quintaesencia: sólo en esta tarea el ser humano vale: se demuestra de qué está hecho, se pone en evidencia sus capacidades, el resto de prácticas (que en un momento histórico ellas también sirven, pues, deben cumplir su papel: la mítica, la hedónica, como procesos para sí, para la praxis racional), son simplemente coadjutoras (El más grande triunfo de la especie humana es advertir su destino –descubrirlo: tomar conciencia de él [al que no puede renunciar {Ahora bien, por el momento: "el ser humano es la principal fuerza de la naturaleza"}]).

El arribo a la conciencia, en torno de que, por azar (la "ley del desarrollo" inherente al movimiento de la materia, pone Norte al proceso), se ha llegado a ser parte del proceso material en su modalidad consciente, es el supuesto que confiere sentido a la vida (pues, bien se pudo no ser ni siquiera uno más en el torrente aleatorio de los hechos; la aceptación de este sino, viene dado en los términos del reto: hasta dónde uno es posible llegar a ser y la eficiencia que se puede entregar a ese status, o sea, si se alcanza también a ser un "evento viable" o no, en la sola expectación como en la actuación (de este modo pueden superarse las tribulaciones del existencialismo fuera de la esfera mítico religiosa y de la acción del solo engaño -"como a un niño"-, que ponen las demandas cotidianas placenteras de la propia vida orgánica). El problema existencial del fin, de la desaparición.

¿Qué valor tiene la búsqueda de legitimación para la existencia personal, para la presencia de una vida con la efectuación de proezas que sean ensalzadas por el grupo de referencia como pago por el aporte dado en alguna esfera de la sustentación de éste, sí se sabe que dicho grupo en un momento va a desaparecer y con él, uno también? El carácter efímero no sólo de la individualidad sino también de la generalidad, demerita toda la esfera de la vida racional; y, solamente un acto decente, positivo según el ethos reinante, sirve para el efecto de acuerdo al criterio de que se está vivo y de que de algo debe servir aquella condición, en la medida en que un factor de autovaloración es la aceptación, reconocimiento y el aporte que se cree se da al grupo, y que esta compensación coadyuva en el sostén de la propia existencia, pues, si se está ahora, aquí, sano y en disposición de capacidades, alguna utilidad debe dársele al hecho, aunque mañana ya no se sea como parte o como todo.

La mayoría de seres en la Tierra, sólo conforman el sistema de reserva: el insigne "banco germoplásmico" humano, constituido por el conjunto de pueblos (originarios, la inmensa base social), que ingresará al escenario a protagonizar las tareas fuertes de la vida, si los "seleccionados" en cambio, por razones fortuitas, lo dejan. En realidad, generación tras generación la vida humana se sucede como efecto del acto animal de copular, del racional deseo planificado de "prolongar los genes" personales; en verdad, con motivo de un escondido designio, para el cual el ser humano, hasta un momento dado de su desarrollo, es una simple marioneta (condición, que la antimodernidad quiere perennizar). Empero, el ser humano se halla en proceso de auto modelación como ser superior: cero poesía, cuento, novela, teatro,… hedonismo (adiós cerebro derecho, etapa arcaica de la vida: sentimentalidad, emocionalidad, feromona, ludismo); en formación del metahumano: plus de racionalidad, lógica, cerebro izquierdo. El verdadero humanismo propone el arquetipo de ser, de racionalidad fría, hierática, madura, vieja (la humanidad también madura, envejece: de la mitología a la ciencia).

No obstante, paradoja: por más superior que llegue a ser el ser humano, no puede desembarazarse completamente de la faceta arcaica de la vida, de aquella sobre todo que le ha permitido mantenerse con vida hasta el presente: la sensorialidad, la sentimentalidad (el deseo, el miedo, la atracción, el gusto, el dolor; la percepción de la belleza, del bienestar). En estricto sentido, la esfera de la sentimentalidad es la que otorga conciencia a la CONCIENCIA (sin la sensibilidad no se podría advertir –sentir a- la conciencia, aunque ésta, para ser, debe oponerse, rechazar a la afectividad). Por tanto, también la conquista de la "idea" termina siendo una insigne forma más de hedonismo: la satisfacción de haber cumplido la tarea (la decepción presente de no poder ser eterno, sea porque no se habrá de ser tomado en cuenta, debido a que la proeza durará hasta cuando la posta la sepulte o, finalmente, por cuanto se sabe, que todo va a concluir un día; sin embargo, las sentencia: "El tiempo todo lo amasa" [dixit A. Einstein], lo arregla todo; todo: esta vez, debido a que esta forma de "movimiento": la conciencia absoluta, ha dejado de ser).

Dar con la trama en la complejidad de hechos del Universo, de la naturaleza, de la historia (sucesivos periodos progresivos), de la humanidad: en el tejido empresarios, trabajadores, profesionales, artesanos, religiosos, políticos, ecologistas, estudiantes, cientistas, deportistas, el lumpen. ¿División espontánea del trabajo (asignación de recursos vía mercado): ejercicio centrado en sí mismo para sostener a la humanidad (humanismo sensualista de la calidad de vida)? Al principio de su existir consciente y como parte de precautelación de su propia sobrevivencia: sí, pues, el ser humano tiene un papel que cumplir fuera de ese orden (o el orden natural de las cosas trabaja para la realización del sentido de la vida humana): representar el mundo. Visión sistémica: por más fútil que parezca una vida, ésta cumple un papel en la creación y sostén del proceso de conjunto; éste (el sistema), en cambio, está bien determinado en el sentido esencial: en cuanto existe un proceso motor, que mueve al conjunto: la materia, que tiende a su concepto. La trama, en su carácter extremadamente determinado (meta y finalísticamente determinado: como negación absoluta de toda opción; sin embargo, de que los procesos colaterales concurren hacia dicho telos), es nada más que ella: la producción de la idea.

La potencia inmanente en un ser, tiende a realizarse: los fotones deben moverse a la mayor velocidad natural posible y tornar visible la realidad (actuar sobre la clorofila y otros "insumos" naturales, y producir materia verde), el bosón de Higgs tiene que moverse, agruparse y proveer de masa a la materia, el electrón "está llamado" a operar en el campo eléctrico; por su parte, la máxima forma de movimiento, de organización, diferenciación y especialización de la materia (cuyo culmen es la "idea": el único ser real, en su aparente dualidad: ser/conciencia, esto es, realización completa de la inmanencia dinámica material): la propiedad absoluta de ella (la inteligencia), debe realizar su determinación, hasta que forje el "ser absoluto". El Universo, no tiene sentido sin el sistema solar; éste, experimenta análoga carencia, sin la Tierra; en ésta, ocurre algo igual sin la naturaleza; el biológico, es un orden fofo fuera de la historia (humanidad); por último, el neocórtex se halla al margen de la razón, si no alcanza a producir la idea.

Expuesta de otro modo la "cuestión humana": "caminar por el destino", es lo propio del género, pues, la meta está dada –estrategia-: la "cumbre del ´Everest´", la calzada hacia la cima (el saber total) se tiene que abrir (está en su trazado, en la edificación, al principio: "se hace camino al andar", luego se modela en la subjetividad el sendero en frente del escenario desconocido: praxis "significativa" –acción previamente modelada en la mente) y la marcha sobre ella –táctica, logística– debe realizarse sin guía (en ausencia de Sherpas), con los "valores de uso" naturales disponibles, inicialmente sin el concurso de las fuerzas productivas materiales (ciencia y tecnología), esa la contribución humana (construir y encontrar la manera de marchar por el sendero): la creatividad, la libertad. Pero: "¿Importa el camino si el objetivo está a la vista?" –Confucio-, en efecto, puesto que la meta está simplemente representada, ella: no es aún la realidad.

El desafío de la cumbre es el factor que impulsa la vida, da seguridad y ahuyenta toda desazón existencialista una vez supuesto el telos: objetualización de la subjetividad (la capacidad cognitiva se realiza en los productos de la representación) o subjetivación de la objetualidad (la realidad toda pasa a comprehenderse en el universo espiritual); la utopía, la ilusión ya están contenidas en la "dictadura de la realidad" (en sus leyes de hierro; ahora: la utopía sirve para llegar [Fatalidad del destino: bienvenida sea esta "tiranía de los hechos"]), en el sino predeterminado para la especie, o la naturaleza "ya sabía" lo que le conviene al ser humano entre ("costo de oportunidad": lo que se gana y se pierde si de entre dos opciones iguales se opta por una de ellas): ¿ir al cielo por toda la eternidad?, ¿regodearse en el hedonismo de la igualdad social? O: ¡realizar la potencia de la mente comprendiéndolo todo! (El ser humano, como Salomón en la Biblia, "ha encontrado el tesoro perdido: la sabiduría").

Concepción dinámico-antropocéntrica: el ser humano evoluciona ("el objetivo final de esta perfección" en el marco de la antinomia hedonismo/racionalidad: simbolizar el "ser" y el modo de ser de la realidad; producir la idea: la conciencia universal, y dirigir con respeto y sometido a su "autoridad", al proceso del cual se ha desprendido: la naturaleza). Esta forma de concebir la dirección del flujo de la historia, si bien es cuasi cosmogónico-cristiana (patrón ideal teleológico) remite a la idea, de que el mito escatológico sobre la realidad de la trascendencia humana (en la lógica-histórica, la Religión [Cristiana, Hindú] viene a ser el "disfraz metafísico del automovimiento" de la humanidad), se vuelve terrestre, una vez que se lo pone de pie (el más alto nivel de creatividad es el religioso: producir una colosal irrealidad [dioses, cielo/infierno, leyes] para lo que se ha tomado como referencia la realidad [la mente no pude crear nada que no haya en la realidad, por ejemplo: la teoría sobre el Universo tiene como substrato a aquel]).

Tres leyes fundamentales: una estructural y dos de movimiento presiden el proceso: 1) contradicción entre ser y pensar; 2) aproximación/alejamiento e igualación creciente entre el proceso de la realidad y el de la mente, y 3) traspaso por el capital de la misión de continuar con el desarrollo de las fuerzas productivas al hijo del proletariado: la subversión (el neoproletario: el subversivo, el intelectual y el ciudadano). En ese encuadre, la "ley general del movimiento humano", que dinamiza todo el evento tiene que ver con "el enfrentamiento entre el carácter procesal del ´ser´, que se abre al infinito, y la conciencia, que se propone atrevidamente alcanzarlo". La operación de las leyes citadas, ponen la entera verdad ante la mirada del colectivo humano; en efecto, al llegar a un determinado grado de madurez el género toma conciencia: la vida humana termina, cuando en la realidad no quede nada por representar ("Ahora que he cumplido mi propósito …[que el neocórtex se ha realizado]… no sé qué hacer" [film: Yo, robot –I. Asimov, K. Kapec]).

La formación humana burguesa es la llamada en la historia a dinamizar y asegurar el curso: sin saber, que ha sido utilizado por la necesidad histórica, como el macho mujeriego, que presume, que no se percata que es simple instrumento de la naturaleza, en la multiplicación de la especie; como los dinosaurios, en la conservación (transición evolutiva) del material genético; el moderno sistema de cambio no puede, dicho sea de modo incidental, ser eliminado, si antes no ha cumplido su misión en la disposición de ese sentido –superior- (ninguna forma social cambia mientras no hayan sido utilizadas todas las posibilidades que caben dentro de sí –K. Marx): transformar a la especie en sujeto de pensamiento, esto es, automatizar todas las esferas de la existencia, producir inteligencia artificial y configurar en red (cuerpo calloso bioneuromecánico, lógicocuántico) las unidades de pensamiento natural en interfaz con un centro de conciencia compuesta. En un momento dado, el destino se pone en manos humanas: el ser humano domina la naturaleza y la razón misma de la realidad (que hasta ahora ha pasado subrepticiamente por debajo de la ignorancia, del hedonismo y del despliegue de las leyes del progreso), sigue o se interrumpe por potestad, por designio de la voluntad humana.

Queda enteramente claro, que la razón de la existencia del ser humano es producir la Idea (según el cristianismo: descubrir a Dios [T. de Chardin] "… porque así lo quiere El" [sic], pero no bíblica –revelada-, sino empíricamente –verdad descubierta, producida "por la Ciencia y su método"). La ley emparentada con el proceso es la inherente al progreso (prometeico). Dicha condición dinámica creciente se produce a través del mecanismo de la acumulación material. La creación y concentración de riqueza "en pocas manos", es obra del trabajo colectivo realizado en condiciones de propiedad privada, de la sociedad escindida en las clases, de la explotación, de la lucha de clases (política, guerra), modo sine qua non de desarrollo de las fuerzas productivas (inteligencia que se ontologiza, que inmediatamente se reobjetualiza de manera anatocística, maltusiana: que escala en progresión geométrica). La forma de reproducción humana burguesa desempeña rol especial y estelar en dicho cometido. Como consecuencia, si se sobrepone el interés ético de imponer ("antes de ´tiempo´") la igualdad entre seres humanos (la "equivalencialidad" –Peters/Dussel), se frustra todo el itinerario, entra en entredicho el proceso y la vida in abstracto se vuelve fofa. La concepción citada, dicho sea sin ambages, pone de cabeza todo el ideario filosófico, ideológico, político anterior, tanto de raíz idealista como materialista.

El capitalismo, por tanto, es una forma humana existente y necesaria en la modelación de la historia (incluso el "´neoliberal´ especulativo-financiero" [economía de casino] juega el papel desarrollador de las fuerzas productivas); no se puede contrariar a la historia con la pretensión de por medio, de obviar ["antes de hora", se ha dicho] la fase burguesa de desarrollo –la juvenil de la febril acumulación (K. Marx)- o mediante la promoción de su eliminación cuando todavía no ha cumplido su misión (en tanto no haya emergido el reemplazo legítimo "de sí": el socialismo -continuum/ruptura desarrollo de las fuerzas productivas, inhibida la entropía social-, que ésta fuese implantada en su interior y en contraposición suya, por el primer patrón de racionalidad efectiva eclosionado en la historia). En palabras de Marx:

Aunque una sociedad haya descubierto la ley natural que preside su propio movimiento –y el objetivo último de esta obra …[de El Capital]… es, en definitiva, sacar a la luz la ley económica que rige el movimiento de la sociedad moderna-, no puede saltarse fases naturales de desarrollo ni abolirlas por decreto. Pero puede abreviar y mitigar los dolores del parto (K. Marx: "El Capital"; Prólogo a la primera edición).

Hoy por hoy el capitalismo está demás en el mundo, "oscurece la inteligencia, fastidia". Si bien la guerra es un mecanismo-opción efectiva de desarrollo de las fuerzas productivas, al llegar a un momento dado deja de ser una de las vías-sostén del sistema y del progreso. Si la "guerra fría" (la segunda entre el imperialismo clásico y el imperialismo social soviético: 1956-1989) derivó en acicate del avance en el conocimiento y en su inmediata conversión en substratos materiales generadores de nuevas maneras de hacer, la intervención de lesa humanidad estadounidense en Libia y Siria no eran necesarias para la historia, en el sentido en que, si bien fueron salidas para su crisis, la vigencia del capitalismo mismo ya no es indispensable: esta vez el progreso histórico, la humanidad, el discurrir del desarrollo espiritual pueden arreglarse sin él. La humanidad, la racionalidad, la "libertad" humana que se montan sobre las circunstancias y a su merced se realizan, no pueden franquear en sistema; removerlo "toma tiempo": la transición, esto es, el desarrollo completo de las fuerzas productivas; se quiere decir, que la acción humana inconsciente (como inteligencia ontologizada) rompe esa determinación.

La "lucha de clases", que deriva en acciones confrontativas políticas, revolucionarias, no cambia la realidad: las relaciones sociales, el modo de producción (sólo permea, facilita, asegura el salto con su incidencia en el proceso de desarrollo de las fuerzas productivas). En realidad, la renovación sistémica tiene como mediación a la lucha de clases (en forma general: la competencia entre capitalistas; las oposiciones trabajo-capital, capitalismo-socialismo, imperialismo-socialimperialismo y neocapitalismo-subversión ciudadana), la que impulsa el desarrollo de las condiciones materiales de reproducción; éstas se dirigen hacia la automatización. Son, por tanto, las estructuras materiales (en la contradicción entre fuerzas productivas y relaciones de producción, las primeras desempeñan el papel principal, determinante) las que fuerzan la renovación de las relaciones sociales (humanas); pero el desarrollo de las condiciones materiales es obra de la subjetividad: ésta crea las fuerzas productivas y las moviliza; es este proceso (sujeto, voluntad) el que produce el efecto del cambio. En el momento en que el trabajo humano ya no genera y/o desarrolla las fuerzas productivas; cuando el ser humano deja de auto producir su vida mediante el trabajo, el salto en las relaciones humanas no se lleva a cabo más; y, aunque las fuerzas productivas materiales se reproduzcan de forma automatizada, su impacto sobre el ser humano ha terminado.

El socialismo es inherentemente propenso al marasmo, está penetrado del supuesto de la muerte cuando no se halla presente el motor racional fundido en cada cerebro, que sea el factor de la dinamia de la existencia (reiteradamente se escucha decir, a un sector de la conciencia políticamente posicionada, que el socialismo debe asumir la democracia, la libertad, la alternabilidad, la tolerancia [los valores burgueses], por una parte; por otra, que la ley del valor está inhibida o que debe suprimirse en el "verdadero" socialismo). En realidad, dicho frente deplora el progreso, el positivismo antrópico, la tecnología (el enfoque del progreso marxista, no sostiene que de modo intencionado debe destruirse la ontología de la vida, sino que tiene que actuarse con prudencia en su uso y de manera homeostáticamente proactiva, pues, dicha corriente asume, que el "ser humano debe dar forma al mundo en lugar de sólo reaccionar a él"). En términos escuetos: el socialismo fue el intento de cumplir –terminar- la misión histórica el capitalismo: sacar al trabajo de la historia mediante la automatización, aladeándose la explotación (la conciencia inaugura el control sobre el potro de la historia, proceso dado siempre por el cauce histórico).

La transición, luego de realizado el socialismo: correlación entre progreso y equidad (en un sitio, para un segmento humano: la ex URSS y su Campo, en un momento: 1917-1956, a nombre de la humanidad y de la historia), que atraviesa hoy mismo la especie (1989-2050: Moravce, Wallerstein, Vinge, del tramo transicional completo: 1917-2050), es una coyuntura crucial para la mente, para la historia, para la naturaleza, para el Universo y para la materia toda: división global y última del trabajo: los anillos centrales del capital (neotriada: EUA, UE, Japón-BRICS) completan el proceso de automatización, los periféricos avanzan el nuevo sistema de relaciones "sociales" –humanas- (economía popular y solidaria). Los dos aspectos deben toparse en un punto: último enfrentamiento fratricida cruento (el sistema automatizado privado de producción [puesto que no es un stock de productos lo que el capitalismo/socialismo heredan a la humanidad, sino dicho sistema automatizado de producción] es expropiado: los outputs (en la acepción esraffiana) pasan a ser de uso general, sin condición otra, que servir para las necesidades humanas –A. Gorz), en el que se resuelve la contradicción entre abundancia de bienes procedentes del sistema de operación de las máquinas y el desempleo mundial.

Como tienen ocurrencia los acontecimientos, se puede suponer, que existen dos formas de transición al comunismo: 1) los sectores monopólicos planetarios del capital compiten entre sí y desarrollan la técnica (automatización), sacan al trabajo y a sí mismos del proceso histórico (esta es la vía realmente revolucionaria, la que, además de ser la consecuencia del movimiento real –progreso-, incluye, en su determinación a la lucha de clases tradeunionista, revolucionaria, ideológico-política); y, 2) "ethos barroco y valor de uso" (B. Echeverría-A. Moreano): la producción en pequeña escala de los eslabones neocoloniales, la cual, si bien es un camino que aunque sirve como vía de transición, no puede hacer mucho para derrotar al modo burgués de producción, sino que lo conserva y se sirve de él (M. Dobb), y eventualmente se convierte en obstáculo para el despliegue del nuevo estadio humano comunista automatizado, en cuanto continua en la promoción del trabajo y no de la automatización, conserva el modo anterior (la empresa, el mercado, Estado -regulación) y se torna obstáculo para el paso de la humanidad a la formación postcapitalista (mientras no se desarrolle la automatización a gran escala, el capitalismo va a persistir).

Transición: efecto de la no correspondencia conducente, esta vez, no hacia una nueva correspondencia (E. Balivar), sino a la abstracción recíproca de los elementos agentes de esta complejidad: fuerzas productivas y relaciones de producción, camino de la unilateralización de las "relaciones humanas" (Encontrar la determinación en el caos, la esencia en la complejidad, el hilo conductor del proceso histórico, lo cual requiere poner a un costado todo tipo de elemento oscurecedor, sobre todo las incidencias fenomenológicas de la coyuntura [tributaria de la larga secuencia {línea} dóxica: Dilthey, Heidegger, Wittgenstein, Weber, Feyerabend, Dussel, Morín {multicausalidad, fenomenología, complejidad}]). Luego de ésta, se instala la formación más significativa y tope a la vez: la democovivencial (comunismo); estructuración de largo plazo, en la que se despliega la verdadera historia, momento en el que el ser humano nuevo ("cuya sangre vendrá de todas las sangres") realiza su inmanencia: la forja de la trascendencia. La transición termina una vez que el proceso de automatización ha llegado al concreto; más específicamente, en el momento en que se ha expropiado este sistema (Silicon valley se populariza) y en que la humanidad entera empieza a servirse de él, de modo "equivalencial".

Según la perspectiva, se reestructura el concepto: el nuevo sujeto histórico es la subversión, en sentido tríadico: subversivo/intelectual/ciudadano. Por tanto, 1.- la categoría "subversivo" debe ampliarse: se integra por el proletariado clásico (sus restos), por los guerrilleros, sediciosos y "terroristas", y por los teóricos marxistas radicales militantes. 2.- De similar modo se debe proceder con la de "intelectuales": lo conforman todos quienes cuestionan (deslegitiman ideológicamente) al sistema (García Márquez, Saramago, Galeano, Chomsky, Petras, Perkins, Mailer, H. Dietrich, Pérez Esquivel, N. Klein, S. George, D. Guerrero, M. Zizek, M. Moore, E. Golinger, S. Hessel, R. Báez, P. Córdova, Economistas aterrados, J. Assange, J. Gestoso), los que se hallan en los gobiernos progresistas, quienes proponen modelos de política alternativos al neoconservador (Castro, Chávez, Lugo, Ortega, Morales, Correa, Fernández [J. Posadas describe este fenómeno –El Estado revolucionario y el socialismo]). Y, 3.- también debe hacerse con la categoría "ciudadanía" (en términos posmarxistas y oficiales: "sociedad civil"): lo componen los movimientos sociales (FSM), políticos ("Mas de 800 Intelectuales por el equilibrio del mundo"), de las reivindicaciones sectoriales (de género, ecologistas –Green Peace-, étnicos, non profit, Los Indignados) y la población descontenta movilizada espontáneamente, "sin dirección" (sic), en rebeldía.

En realidad, apertura histórica: conversión de la "ley del valor", en "ley de usufructo" (las categorías de la Economía Política marxista conducen a adquirir cada vez mayor conciencia sobre los hechos por venir [En el comunismo, el "sujeto de la producción": el ser humano, ha sido "eliminado" del proceso por la {determinación} "mecanización" {en verdad, éste ha dejado de ser una "determinación general de la producción"}. El ser humano ya no es productor, es solamente consumidor: usufructuador de la herencia del sistema mecánico legado por el trabajo de las generaciones pasadas]). Paso crucial (del capitalismo al comunismo; de la democracia a la democovivencia; de la producción [economía] a la formulación del concepto universal, camino del homo sapiens al homo divinus): del "valor de cambio/valor de uso", a la forma "no valor" ("ley del simple aprovechamiento"). La ley que preside esta transición entre leyes, es la determinación de la concreción de un proceso (de la automatización), de un sistema (del burgués de reproducción): mediación en el desenlace del progreso en el plano de las condiciones materiales artificiales de sustento dinámico de la vida: desarrollo de las fuerzas productivas de modo coetáneo con la acción de la voluntad: la lucha de clases (la Revolución de Octubre, el socialismo de 1917-1956).

Vertebración entre historia y conciencia; entre estructura y sujeto; su punto culmen es la ciencia y la técnica (capitalismo: motor principal del progreso; socialismo: motor dual del mismo): conocimiento plasmado en la producción del robot inteligente autónomo (la "riqueza" pasa a ser producida por la máquina, una vez que el ser humano ha producido su alter ego real: el robot inteligente autónomo [automatización: traslado del trabajo humano a la máquina; desarrollo de las fuerzas productivas y lucha de clases: reemplazo del trabajo vivo por muerto {tendencia a la baja de los retornos; composición orgánica absoluta del capital}]; el modo de producción ha cambiado, efecto de la plasmación de la potencia del neocórtex colectivo, desplegado en la práctica histórico-social del trabajo). El ser humano se queda libre, escotero, para emprender de una vez por todas su verdadera misión: comprenderlo todo, dominar a la naturaleza. Si la "práctica teórica" (la práctica científica: el modo de producción de conocimientos) fue exigida por efecto de sustentar en el saber objetivo las acciones de reproducción vital (también la necesidad de dominar y de guerrear), luego dicha tarea se transforma ella misma en necesidad, en móvil autónomo: en interés que pasa a gobernar la vida.

El trabajo constituye una propiedad poderosa: conduce al ser humano a objetualizarse en el sucedáneo "de sí": el robot inteligente autónomo (en el instante en que se cree el organismo mecánico de este orden, ya no habrá –casi- diferencia entre el ser humano natural y el artificial –entre creador y creatura-; es el momento en el que se puede hablar en términos de trabajo pasado como creador de "valor". El capitalista: ¿ha demostrado su tesis, de que la ganancia procede de la inversión constante y de su gestión?; el trabajador: ¿ha sido refutado en su afirmación, de que sólo el trabajo "crea valor"? Ni lo uno ni lo otro: el modo de producción ha cambiado [¡Eureka!]), de la máquina capaz de "´crear´ ´valor´" (relación hoy concreta, que se metamorfosea como determinación general y abstracta), a la manera en que la naturaleza produce valores de uso para la caza, la pesca y la recolección (el momento en que la máquina "monopolice" la producción de outputs o valores de uso, indica que la formación humana burguesa ha dejado de ser; en realidad, el fenómeno ocurre "ante nuestros ojos", no de golpe, sino bajo el ritmo de descenso en espiral, pues, todo proceso que empieza a auto deshacerse, deviene hecho inscripto necesariamente en la relación pasada.

La competencia (la contradicción) desarrolló al capitalismo; éste, lo hace con la técnica: los dos, sistema y mecanismo, han conspirado contra el trabajo vivo: el ingreso de la máquina a escena inicia la arremetida del capital –del capitalista- contra el trabajo, finalmente la técnica se vuelve en contra del capital, luego de haber destruido al trabajo en la automatización: en el proceso, los dos contrarios son anulados en conjunto (Las "redes líquidas": mundo paralelo al real, destruyen de consuno al trabajo y al capital). Valor de cambio y valor de uso deben pasar a ser simple remembranza, y hacia allá lleva la automatización, o sea, la concretización del desarrollo de las fuerzas productivas: su límite (en la robótica inteligente).

La ley: mientras que el ser humano deba trabajar para subsistir (segunda naturaleza: esclavismo, feudalismo, capitalismo –ley del valor), las taras "sociales" inevitablemente deben subsistir; contrario sensu, la automatización (reproducción artificial, tercera naturaleza: el comunismo –ley del usufructo): el paso del trabajo al "esclavo" mecánico (el robot), pari pasu: es un cambio de frente, en el que se curan todos los males: la división del trabajo, la acumulación privada, la diferenciación social, la competencia, el afán de superioridad (de lucro), la dominación, la psicología individualista, el miedo, los mitos (religiosos), el complejo de inferioridad, el sometimiento, la lucha fratricida al interior del género (la guerra). Sin embargo, el trabajo ha hominizado al ser humano; la pérdida de su esencialidad (del trabajo) se produce cuando la conciencia (formada por él) se ha conformado ya, de modo que el desarrollo de ésta sigue irreversiblemente con prescindencia de esa condición cuasi específicamente humana: el trabajo.

Paréntesis reflexivo antropológico sobre el curso. Proceso humano: movimiento progresivo hacia la idea total. El ser humano vale únicamente porque posee (ha llegado a tener) conciencia (autoconciencia y conciencia del otro –intereferencia conciencial-, y por cuanto debe seguir en su formulación hasta ubicarse en el status absoluto), dejándose de lado, por supuesto, el proceso de formación histórica de ésta y la actividad esencial (lo cual es lo mismo), de soporte suyo: el trabajo (El trabajo emerge e instaura la historia; luego, evoluciona según carácter de importancia: labor para sobrevivir, acciones políticas [en las que al anterior se halla comprehendida], finalmente, práctica teórica ["reflejo dinámico" de Lenin, "modo de producción de conocimientos" de Althusser]; en este último y final caso de actividad, la acción política ha desaparecido totalmente, mientras que el trabajo "económico" ha dejado de ser una actividad humana [ha sido traspasada a la máquina]: el acto de completamiento del proceso de "hominización" [A. Leontiev], transcurre por otras vías [virtuales, cibernéticas, cognitivo-neuro artificiales]. ¿Producción de la idea sin trabajo? Así es).

Han debido transcurrir alrededor de 100 mil años (ese número de veces la Tierra se ha movido: ha rotado en torno del Sol) a partir de la emergencia del homo sapiens y de la cristalización del trabajo del pensar de muchos exponentes en las diversas disciplinas científicas, para que sea posible ensayar un primer esbozo de comprensión de la materia en general: la hipótesis de "las espirales" nueva base de la "Teoría del todo" (http://www.textoscientificos.com/fisica/espirales). Ser humano: neocórtex (teoría de la propiedad), éste es el producto evolutivo cumbre de la naturaleza, su función es otorgar sentido a la materia con la producción de su representación (la conciencia). La contradicción (según el pensar dialéctico: la base del movimiento, de la existencia y de su despliegue) constituye el presupuesto de la transformación de la realidad por sí misma, proceso que se cierra con la creación de la persona, la cual inicia su acción con la representación abstracta de "lo real" en ascenso hacia la totalidad (realización de los 5 modos de producción: comunidad primitiva ["época común", es una propuesta alternativa de nominación], esclavismo, feudalismo, capitalismo, comunismo).

El ser humano (la praxis, la historia) tiene cabida en el mundo solamente hasta cuando haya algo todavía por representar, luego se detrae la utilidad de la inteligencia (concebida como neuronas del neocórtex, base material de la asociación, del pensamiento), el órgano principal de la materia toda se vuelve funcional (necesidades, su renovación; amenazas telúricas a la vida, enfermedades, pestes, las guerras, el prurito de los sentidos, son los acicates que ha puesto la existencia al desarrollo de la mente, de la técnica: el conocimiento y control del mundo). El proceso ocurre al interior del Universo (materia organizada, determinada) óptimo, viable, en tanto fase cíclica de la eterna existencia material. Comprendido, todo está claro: el sistema funciona.

Racismo, segregación, apartheid, que practica quien escribe las presentes notas. Dos tipos de personas en el Planeta: aquel que asume como ethos, en tanto telos de su existencia: la justicia social y el desarrollo científico-técnico, y el que va tras la riqueza material, la hegemonía, el narcicismo; se cree que estos últimos son seres venidos a menos (racialmente inferiores), especímenes a los que se los mira de los hombros hacia abajo. ¿Razas superiores e inferiores? En efecto. La conducta humana (sobre el fundamento material de la segunda división cronológica del trabajo entre intelectual y manual, y de la ubicación en la estructura social, la historia se ha encargado de dar base de sustento al nuevo racismo). ¿Existen razas superiores e inferiores? Por supuesto. Quién no ha arribado a formulación del presente pensamiento o a uno similar, o el que no lo adopte es, son individuos "racialmente" inferiores (deshumanización de los dominadores, de los hasta ahora victimarios de las 9/10 partes del género humano). En la actualidad, en la cima del retraso mental se encuentran luteranos-calvinistas (sionistas), católicos, los burgueses (gringos, europeos, nipones, colombianos, mejicanos, chilenos, canadienses, coreanos del Sur, hongkoneses, neozelandeses).

La categoría "Etnia" ha devenido "subconjunto humano". Planteo según específica concepción, que parte de otras premisas epistemológicas: la cultura es "la completa y multiforme producción de toda la …[humanidad]… Tierra" (Marx-Engels-Cueva: La ideología Alemana, La teoría marxista); es la objetualización de la praxis, que tiene esa misma dimensión; es la "suma de comportamientos humanos": "económico" (sistema de reproducción material/espiritual), político, ideológico, científico, tecnológico (civilización); esta última (la civilización), en cambio, constituye la "suma de instrumentos creados por el ser humano en su práctica histórico social del trabajo, mediante la cual reproduce su propia existencia", por tanto, es la parte material, componente de la cultura. Strictu sensu: la cultura empieza con el aparecimiento del homo sapiens; la civilización con la superación de la barbarie, con el surgimiento del trabajo, de la producción: con la creación de instrumentos, que se unen al ser humano para estructurar las fuerzas productivas). A la historia, por su parte, se la comprende "como progreso" (C. Marx); y, el desarrollo desigual de los procesos mantiene a la humanidad en diversos estadios culturales. Hay una sola cultura (la humana) y una única civilización (la humana), ésta como elemento de aquella.

No existen (varias o múltiples) "culturas", como es el parecer del pensamiento neocolonial de izquierda, sino gradaciones evolutivas del proceso de concreción cultural (la civilización se halla jerarquizada: quienes han creado los instrumentos más complejos de trabajo productivo/improductivo [para el despliegue de las prácticas "económica", científica, tecnológica, ideológica] se hallan en la cúspide). ¿Hay culturas inferiores? Sí; pero, no según el criterio eurocentrista de los autodenominados pueblos superiores (pues, el neocórtex es el mismo para cualquier fenotipo humano desde que apareció el homo sapiens y lo será hasta que no sea modificado por manipulación neurogenética), sino de acuerdo a los diversos estadios de evolución civilizatoria (en realidad, no hay "culturas" [pueblos] inferiores ni superiores, sino solamente diferentes momentos de plasmación de la inteligencia colectiva al interior de la línea unidimensional progresiva de la cultura humana [pleonasmo]; un niño, no es inferior a un adulto: únicamente es un ser total todavía no desplegado, que no ha llegado al concreto –K. Kosik). El estado cultural más desarrollado lo alcanzó la ex URSS y su Campo, incluido Cuba; mientras que el estadio civilizatorio (progreso material) más avanzado lo ocupa EU.

En aplicación de la metodología asumida en la formulación de las presentes líneas: en primer lugar se pone atención sobre el itinerario de la historia, con el objeto de dar cuenta subjetiva apropiada de las cosas; en segundo: en qué momento de ese trayecto se ubica la humanidad de hoy; en tercero: cuál es el rol correspondiente, que cada segmento humano (país, bloque) tiene en el proceso; para luego emprender en el análisis de las contradicciones internas, por ejemplo: del Brasil, de los BRICS, del imperialismo clásico. Una vez que la forma de propiedad capitalista se ha vuelto mundial y exclusiva, se entrevé una sola determinación en el proceso histórico: la inmanente (el desplazamiento progresivo de los procesos aleatorios, tope de derivación total). En la coyuntura el género se encamina hacia la concreción del sistema automatizado de producción: a la condición que saca al trabajo de la historia y coloca al ser humano en otra situación. Respecto de esa meta, la humanidad se halla "a punto de caramelo". El frente imperialista clásico (la noetriada: EU, UE, Japón) se mantiene en la senda del desarrollo científico-técnico, pero esta vez lo hace al interior de una fase degenerativa.

El nuevo ser humano que viene, que está a portas, debe habitar un planeta Tierra diferente, el cual será el producto de haberle llevado a la naturaleza a su nivel superior de organización, ascenso a partir del grado de desorden actualmente perpetrado (no por la humanidad in abstracto, sino por el sistema y la clase encargados de generar la "base material del mudo nuevo" -K. Marx-: el capitalismo y la burguesía). Si en la reflexión sobre los problemas ambientales se trabaja con la hipótesis, de que el progreso material, base del espiritual, tiene su costo, el sufrimiento histórico humano: del trabajador y de los sectores formalmente subsumidos al circuito de reproducción del capital, y la afectación al orden natural, es el precio asumido por un sector mayoritario y por la naturaleza con ese objeto. Hoy la humanidad se halla instalada en el momento (automatización, IA y racionalidad, que pone los presupuestos de la simetría social) en que es posible progresar objetual (incluso ha dejado de ser prioritario el progreso material para la satisfacción de las necesidades primarias) y espiritualmente, sin afectar a la mayor parte de la población y a la naturaleza.

Para la historia, no son el capital y el trabajo (en sentido más general: los estamentos y las clases) ni buenos ni malos, sino simples medios de su proceso (dixit F. Hegel). Empero, si han existido pueblos grandes en la historia: el soviético (el de Lenin: de la revolución; el de Stalin: de organización del socialismo [dictadura de los trabajadores] y de defensa de la humanidad, de la nueva racionalidad, del arte realista, en suma: de los proemios del "nuevo ser humano") es el mejor, que hasta ahora se ha visto en la Tierra: su resplandor aún persiste (la ciencia, la técnica, la estrategia, la valentía en la guerra [Stalingrado, Kursk, Moscú], el arte refinado [el "baile" de bellas mujeres: ninfas divinas, cubiertas, perfectamente ataviadas en el teatro Bolshoi de Moscú: valet Berezca, Enzamble Beriozca –Kalinka Malinka], el pensamiento superior). La historia crea y subsume a los pueblos, en cuanto asigna a cada uno una misión antagónica en el progreso, tanto como la naturaleza lo hace con el león, el que atrapa, a su vez, al impala, lo devora, y lo integra a su ser; encierro de este último en el cual vive de otro modo, forma parte de él y se aplica como función de la realización del "ser", en su victimario, del ciclo abstracto (no es exagerada y es verdadera la expresión tecnocrático-burguesa: "orden predeterminado de la maquinaria del Universo").

Partes: 1, 2, 3
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